En una entrevista pseudo exclusiva, Rio Amarillo habló con el estadounidense Dave Cat, quien hace unos meses festejó un año nuevo de los ya trece, que lleva en matrimonio con una muñeca. Pero no brava, sino inflable.
Lo que en un principio iba a ser una seguidilla de bromas
estúpidas y sensuales alusivas acerca del pito lleno de ronchas, que
tiene este Dave producto de la constante frotación del glande con un
pedazo de goma, convirtiose en una brutal revelación.
La charla comenzó con una pequeña carcajada, esas que sutilmente
se escapan o te cagás por la fuerza de que estás haciendo por
contenerla.
“Hola, campeón”, dije con una voz socarrona. “Hello”,
respondió el muchacho yanqui, que tenía una extraña tranquilidad y
siendo estas una de las pocas palabras que comprendí en su idioma.
DRA: Vine a hacerte una entrevista
Dave: Se muy bien que viniste a mofarte de mí.
DRA: Si. Pero hacemos rapidito un par de chistes boludos. Salís
en el diario y volves a guasquearte a la bolsa de Topsy en veinte
minutos. ¿Te va?
Dave: ¿Usted es argentino?
DRA: Claro
Dave: Y usted, ¿con qué autoridad se ríe de mí? Este trozo de
ule con el que vivo, hace más de una década, no sólo sirve para
desahogar mis bajos deseos sexuales.
“¡Ella es como mi pueblo!”, dijo orgulloso Cat. Y continuó:
“Seguir las instrucciones de uso me haría perder tiempo. Debería
guardar la muñeca cada cierto tiempo y no podria perpetuarla en esta
silla. Vivo una ilusión, donde ella siempre está dispuesta a
regalarme, por ejemplo, su plato de comida a cambio de nada, donde su
boca, que nunca se cierra, sirve para hacer eco de mi voz. Jamas
escuché un reclamo.
Su rostro cayó mirando el suelo. “Una
vez -recordó- de vacaciones en un lago, fui a la parte más onda
sólo para que ella me mantenga a flote, sin que yo hiciera esfuerzo.
Cuando parecía que la muñeca empezaba a salir, la volvía a
sumergir para mantener mi estabilidad”.
DRA: … ¿Por qué me preguntó si era argentino?
Dave: Quisiera remarcarle que a usted y a mi nos preocupan las
mismas cosas: los recortes, la inflación, y claro tambien los
ajustes. Ella es la mismisima sumisión, lo que todo dueño necesita.
Con su boca en “O” mayúsucula, como gritando un gol de Kempes a
Holanda en el 78', y aunque sus ojos estan siempre abiertos, nunca
van a ver nada de la perversión que le propino... Asi que, qué
preguntas me queria hacer.
DRA: Ninguna. Gracias.
Me levante. Me fui con ganas de tomarme un Alikal. Mientras tanto
mi cabeza no paraba de pensar: en vez de ir a un telo, ¿ira a un
castillo inflable? Que tipo idiota, ni en pedo le presto atención a
un empernador de piñatas.
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