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viernes, 8 de marzo de 2013

Cómo opera la Mafia Boliviana en el Valle


Se sabe que las fronteras de nuestro país son más vulnerables a la penetración informal que las tangas de Andrea Rincón. Esto es así, desde que los mismísimos ancestros de los vecinos chilotes cruzaban a saquear víveres y hembras tirando chasquibunes y tomando Resero blanco en caja, al grito de “todos con el culo en la pared, llego el Bambino”. 



Sin embargo, en aquellos tiempos un tipo resoluto como el Gral. Roca estaba ahí a mano de la gobernación como para que lo manden a esconderle el chupi a la indiada y que, como resultado, se maten entre ellos en una tormenta de insoportable sobriedad abstemia, boleadoras y nalgas al descubierto. En nuestros días, el tátara tátara nieto de Roca debe ser un militonto mas del Movimiento Evita y los pasos fronterizos están caídos como calzón de travesti de murga (última referencia a Andrea Rincón, palabra de honor). 
Por ello es natural que hasta el más sciome de nuestros “hermanos” latinoamericanos quiera y pueda cargar con sus bártulos y mandarse a mudar de su país con olor a trasero, para llegarse hasta esta tierra de bendiciones inmerecidas.
Tal es el caso de los inefables bolivianos.
Picadito de la Mafia boliviana
Si bien no son el único pueblo inmigrante, son sin dudas el más inexplicable. Río Amarillo realizó un relevamiento entre los sociólogos y antropólogos más renombrados del Valle y ninguno pudo esbozar una razón por la cual gente con el coeficiente intelectual de Lucas Viatri, sin tierra propia y pasados de coca durante casi todo el día aparecen al tiempo de mudados manejando sus Ford 100 llenas de papa y cebolla. Nadie comprende cómo estos peculiarmente perfumados foráneos tienen tantas tiendas de ropa de dudosísima certificación, en pleno centro de ciudades como –ironías del destino…- Gral. Roca. Empero, así es la cosa, dijo Barbosa.
Este groso (humilde mis polainas) medio no se quedó con la palabra de ratones de biblioteca con polera negra y salió a buscar más respuestas. Y las encontró. Luego de una ardua negociación pudimos convencer a un bolita de Allen que nos cuente la verdad. Según Edwin, sus compatriotas han desarrollado en nuestro Valle una organización cuasi delictiva de proporciones casi inverosímiles.
Edwin-:Em..¿ cómo eh? Questo.. Si… andamus todos aca, muchitos… ¿Ah?
En su incomprensible y boliviana forma de hablar Edwin reconoce que ya son generaciones de bolivianos los que se han estado llegando a esta zona del país, durante décadas, lo que les ha permitido desarrollar una logística tan sólida que está en posición de quebrar la ley. “Tenemus ceboia… ¿como eh? Y baratita, señurcito”. Nuestro traductor nos dice que Edwin describe un proceso de reclutamiento que incluye la bienvenida al recién llegado, el armado de una cómoda conejera como vivienda, el carnet de socio de Boca Juniors y un overol para incrementar el aroma a ajo pasado como sistema natural de autodefensa, basado simplemente en el concepto de repelencia.
Confrontaciones violentas producto de la Mafia
“Essto, mm… ¿qué?” afirma nuestro entrevistado. La traducción: “luego de la primera instancia, todo se complejiza. Buscamos la mejor actividad para cada uno de nuestros compatriotas. Generalmente es el cultivo y venta de papa y cebolla, pero también tenemos la industria ladrillera en Allen, la textil en Roca o la de porquerías importadas en Neuquén; además de actividades culturales como el mascado de coca en transporte interurbano, orinado femenino en vía pública, salidas turísticas desde Cervantes a ferreterías de barrio, el seguimiento de la campaña de Boca y competencias de traslado de crías a lomo de boliviana”.
El modus operandi boliviano se basa entonces en la combinación de nuestra clásica flojera autóctona y la ambición por comer todos los días de nuestros visitantes. Río Amarillo no pudo confirmar las versiones que hablan de la venta de estupefacientes por parte de la comunidad bolita, aunque si tuvo la chance de observar de forma encubierta un depósito de lo que parecía ser harina –o polvo de hornear- no declarado y que seguramente reporte ganancias de importancia. Mientras tanto, contestar fehacientemente la pregunta ¿cómo mierrrda hacen? es un compromiso con nuestros lectores.

Texto: Pismanta y Bauchacet
Investigación: Pocholita de Pato
Fotos: Carlos Mamani

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