Una maestra
lesbiana, que seguro es de ATEN, reclama la restitución de su hija,
quien permanece en estos momentos en casa de sus abuelos. Los viejos
se la encanutaron y no la quieren devolver, aduciendo que la casa de
la madre “no es un ambiente sano” para que la niña crezca.
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La maestro es el de la izquierdo |
Todo se originó el último
11 de octubre, fecha en que la docente se sacó de encima a la
pequeña para pasar el fin de semana tranquila lamiendo felpudo.
Llegado el lunes siguiente, los abuelos paternos aseguraron primero
que el padre llevaría a su hija al jardín; luego, que era preciso
que el progenitor esté con la pibita y, finalmente, que el hogar de
la madre no era un lugar sano.
Río Amarillo rápidamente vendió unos stereos robados y se dirigió al domicilio de los viejos
para hablar con ellos.
Los abuelos afirman que el gran problema está
en los hábitos alimentarios que tiene la niñita en el hogar que la
camionera comparte con su novio/a: “a la falta de banana, pepino,
zanahoria o huevos en las comidas, hay que agregarle que la nena se
la pasa comiendo empanada” dice la abuela, que prefiere permanecer
anónima.
“Nuestra nieta ya no
quiere jugar con sus muñecas. Ahora juega a la pelota y el otro día
definió al ángulo de tijera”.
Además, desarrolló un extraño interés por la captura de mariscos,
aún cuando vive en el culo de Cinco Saltos. “Nos vive pidiendo
almejas…” dice consternada la jovata.
Aunque esté de moda, el
tortillerismo continúa generando controversia. Obviamente, este
escandalete fue otro motivo más para una protesta del zurdaje neuquino.
Mientras, el padre de la niña le ganó al Barcelona en el
PES 2011, y las comepavo continúan sincronizando sus mentruaciones y
haciendo bandera de la lesbianidad en La Mañana de Neuquén.
La
nena… bien gracias.
Por Pismanta & Bauchacet
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