Hippie del Anfi admite: “el gato no era negro, era medio naranjita”

Río Amarilo accedió en exclusiva al testimonio de uno de esos hippones que el pasado año fueron a desenterrar el Anfiteatro del Parque Central, en Neuquén. Lo que realmente sucedió en esos días, las verdaderas razones para levantarse tipo 12 a defender la cultura y alguna que otra gilada más, en esta entrevista imperrrrdible.

Gaio Simón llega a nuestro encuentro con paso cansino, anodino, pepino. Lo hace casi una hora tarde, pero este cronista conoce de la impuntualidad típica del hippón argentino y por eso nos fuimos preparados para la amansadora de glúteo. La cita era en el infame “Anfi” y luego de 97 mates con el fotógrafo, finalmente nos disponemos a escuchar el relato breve pero sustancioso de uno de los referentes de aquellas patrióticas jornadas de lucha.

“Nos pareció que el hecho de que el gato sea negro le daba más onda” explica Gaio, rascándose la nuca. Ante nuestra incredulidad, profundiza, híper reflexivo: “es que le daba mucha más onda, me entendés?”.

RA-: Gaio… ¿de qué color era el gato?
G-: Era como ese de los dibujitos, así como medio naranjita.
RA-: Y el color naranjita…
G-: … tiene menos onda, si. Lo hablamos con los chicos en Asamblea, y a pesar de que fue una discusión fuerte, llegamos a un acuerdo y bueno, eso. Después fumamos.

RA-: Contanos como fue ese día de mayo.
G-: Me acuerdo que mamá llegó al mediodía de hacer las compras y me enojé con ella…
RA-: … ¿porque compra en alguna cadena multinacional?

Gaio, un año atrás, en plena lucha

G-: No, porque me despertó. Yo me había quedado hasta tarde jugando al PES 2009 y me dormí en el sillón. Hizo un ruido bárbaro con las bolsas esas que encima contaminan… Bueno, me retó, así que para calmar los ánimos nos pusimos a charlar. Me hizo la leche y me contó lo que estaba pasando. Le pregunté si había chicas lindas, me dijo que más o menos y ahí no lo dudé: salí a defender a la cultura de este atropello.

RA-: ¿Fuiste en ese instante, o llamaste a tus amigos?
G-: No no, yo no llamé a nadie, fue todo espontáneo. Aparte no tenía crédito. Le pedí 20 pesos a mamá, me fui a arreglar el pelo, cargué mi morral y salí. Sobre la marcha le pedí prestada al vecino una de esas cosas que los tipos que trabajan usan para sacar tierra…
RA-: …una pala, Gaio…
G-: …si, eso! Me la dió, me explicó bien de qué lado se agarraba y fui corriendo a comprar puchos para no tener que garronear delante de las chicas. Después si, arranqué para el Anfi.

RA-: ¿Te esperabas todo lo que sucedió después?
G-: La verdad que no, me sorprendió y hasta me emocionó ver que las chicas estaban mucho mejores de que lo que me había dicho mamá.
RA-: ¿Ligaste algo?
G-: Si, por eso en la segunda desenterrada decidí dar un paso al costado para que otros también puedan defender la cultura y de esa manera copar alguna flaca piola.

Gaio se emociona al recordar esos días de lucha inquebrantable, y se le nota en sus ojos. O quizás sea el churro que pita impunemente delante nuestro, pero a fin de cuentas, que sea un ya crecidito fumón de 26 años no significa que no pueda tener sentimientos. No trabajo, mucho menos profesión, pero si sentimientos.

RA-: Gaio, ¿qué lograron?
G-: Le demostramos al facho de Pechi que podemos abandonar al Anfi y enojarnos cuando quieran hacer algo con él; pedir que lo arreglen y enojarnos cuando lo quieran arreglar; pedir autogestión cultural y quejarnos de que el municipio no haga nada por el arte; desenterrar el Anfi para la cultura y juntarnos a jugar a los dados y a tomar mate… Fue una lucha yo diría que hasta épica, de alguna manera considero que somos próceres. Pero lo mejor está por venir.
RA-: El domingo pasado tocaron bandas…
G-: Si.. ¿Si? Ah, que bueno. Quiero decir entonces, por este medio, que se vendrán más mateadas, fumarolas colectivas y venta de pancitos: vamos a seguir defendiendo a la cultura cueste lo que cueste.

Nota: Pismanta y Bauchacet
Fotos: “Lechuga” Roa

La defensa de la cultura neuquina en su máximo apogeo.

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