Pasó en Canadá, un flaquito fue el primero en comprar la flamante Play Station 4 y destrozarla en lo que puede haber sido un ataque de furia, una protesta contra el sistema capitalista o una elegante manera de tirar mil dólares a la basura, al frente de una cola inmersa de boludos pitoagusanados, que no podían entender lo que veían.
El detalle: que triste tiene que ser la vida de alguien que, en vez de disfrutar magno espectáculo de desinterés por el dinero, elemento que seguramente le sobraba al destructor, se impacienta, como picor anal, y trata de afanarle un pedazo roto del aparato tecnológico, que en instantes comprará.
Si sos un sadomasoquista tecnológico, compartís el pitoagusanamiento crónico de los que hacían la cola o si ya te pusieron banda ancha, mirá el video:
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