Una de las hijas de la víctima, cuñada del violín, sorpredió a los garchantes en su acto. Denunció a la policía la situación, mientras Carrizosa se daba a la fuga, después de rectificarle el buje al viejo.
Los milicos lo agarraron al toque. Aún no trascendió si la fiesta continuó en el pabellón.
¡Felíz navidad, José Bernardo! Con esa caripela, el milagro es que hayas tenido suegro.
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