El violento motín de reclusos en
Viedma retrotrajo a esta radacción a la fuga de trece nenes de pecho
del penal de Ezeiza. Olvidándos por aquel tiempo de aquello que
tanto nos infló el pecho de orgullo: un neuquino estuvo allí. Si,
hablamos del más poronga, el “Banana” Espiasse.
Acostumbrados los neuquinos a no llegar
tan lejos (¿Alguien conoce otro coterráneo además del “glorioso”
4 de Boca?), el Banana, orgullo de estas tierras que nisiquiera la
sexy hija de Berbel le limpia los botocos, le plantó la bandera en
la cara a los porteños.
Si bien Espiasse es oriundo de Trelew
-lugar del que es difícil dar un gentilicio-, en esta ciudad vivió
y se graduó. Vendió algunos cuantos autos sin papeles, reventó un
par de distribuidoras, se llevó puestos algunos fiambres en el
barrio San Lorenzo y se fugó de cuanto hogar para niños hubo.
Pero como sucede con todos los
próceres, aquí no hay organización de derechos humanos que lo
reivindique -¿dónde estás Zainuco? ¿te borrás cuando hay que
aguantar los trapos?-. Caen en el ostracismo del olvido. Pero este
medio, que tiene las tangas bien puestas, entroniza y recuerda (y si
cabe el espacio para repudiar, repudiamos) al queridísimo Espiasse.
Mientras tanto, en Ciudad Gótica,
Marambio volvió a las andanzas. Prometió 15 kilos de plomo para
aquel que sea tan creativo de cavar un pozo en el penal de Ezeiza. Lo
muchachos de atroden agradecen a los trece que rajaron y prometen una
cálida y profunda bienvenida, si es que los recapturan.
A continuación podrás usufructuar
gratuitamente todas estas frases que nos acercó una señora, que
suele pasear su caniche toy en el centro neuquino: “Balas para los
delincuentes”, “Más policías”, “Disparen”, “Una bala no
le vendría mal”, “Es culpa del facebook y de la droga”,
“Gatillá un par de veces más... para asegurar”.
Elor Torroto
Desde el comedor de la U9
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